Dice el dicho que “la experiencia es un grado”, podríamos añadir que otro grado debe ser la profesionalidad. Según la RAE la profesionalidad es la “cualidad de la persona u organismo que ejerce su actividad con relevante capacidad y aplicación”.
“Ejercer una actividad con capacidad y aplicación” suena a “burocracia” a “aburrido” pero en realidad, los que han sufrido de relaciones profesionales poco profesionales saben que la profesionalidad muchas veces es sinónimo de “felicidad”, de gente que duerme bien, de equipos de proyecto satisfechos con su trabajo que, por norma general, trabajan en pro de un bien común.
Además la profesionalidad es como un imán, la gente profesional tiende a trabajar con gente de perfil similar (o debería, por su propio bien).
Me inclino a pensar que si trabajo de forma profesional con gente que tambien lo es al final la gente dirá “mira, por ahí va ese, es un buen profesional”, esa idea me agrada. En el fondo es una meta poco ambiciosa, pero es lo que dicen de mi padre y siempre me ha parecido un ejemplo a seguir.