Llevo lanzando proyectos en Internet desde que montara rlapeira.com y según waybackmachine eso se remonta a mediados/finales de 2002.
Desde entonces he registrado mas de 25 dominios (todos ellos con la finalidad de montar sitios, no para especular con su precio) y muy pocos de ellos han prosperado.
Montar un nuevo proyecto en Internet es equivalente a montar una tienda en una remota calle de un barrio dormitorio de una ciudad que hubiera sufrido una debacle nuclear… sí, es poco halagüeño en principio.
Sin embargo este ‘internete’ que hemos inventado los humanos es prodigioso en el sentido de que tu proyecto online no reside siempre en esa calle olvidada, es cuestión de trabajo duro y genialidad conseguir que el solo salga volando y se ubique en la Gran Via de Internet.
Es como hacer patrimonio, pero hacer patrimonio virtual que suena un poco raro e inestable. En realidad el ‘patrimonio online’ o ‘patrimonio virtual’ tiene un valor relativamente estable comparado con la bolsa o los bienen inmobiliarios, no es el valor de los proyectos online tan inestable como muchos opinan.
Volviendo al tema del post (los fracasos online) muchas veces inicias un proyecto diciendo ”esto es R-E-V-O-L-U-C-I-O-N-A-R-I-O” para darte cuenta poco después de que no a todo el mundo le parece así, solo a ti y a tu madre… eso no es bueno porque tu proyecto online no saldra del gueto donde está ubicado.
Afortunadamente junto al trabajo duro y la genialidad algunas personas disfrutan de cierta humildad, la humildad suficiente como para decir “esto no va a funcionar nunca y cuando pensaba lo contrario estaba equivocado”.
Con esas tres virtudes: trabajo, genialidad y humildad para admitir los errores, no hay NADA que pueda contigo.