La vocación de servicio es el deseo de servir a los demas, si vas a un bar a menudo te encuentras con camareros que te mirarán mal por pedir un cafe con muchos requisitos: “cortado de leche, descafeinado”, “largo de agua y cortado de leche”, “en taza grande, corto de cafe con sacarina”.
Sin embargo los camareros que te miran mal por pedir mucho se equivocan, el bar no es un sitio al que vas para que tiren cafe sobre el mostrador y lo lamas con la lengua… el bar es un sitio al que vas para sentirte bien y pocas cosas sientan tan bien como que te den un buen servicio, seas o no seas un cansino.
Algunas personas tienen vocación de servicio: me encanta abrir la puerta a gente que no conozco, me encanta resolver dudas que no tendría porque resolver, me encanta el trabajo que un buen camarero hace y eso se nota en mis propinas: moderadas pero acordes a la calidad del servicio.
Aquellas personas que no tienen vocación de servicio deberían intentar dejar de dar servicio, por ejemplo trabajando con software o hardware, haciendo contabilidad, trabajando en el campo, en labores de limpieza… pero no de cara al público, serán infelices ellos y harán infelices a sus clientes.
Por cierto es impresionante el buen servicio de la mayoría de bares del polígono Julian Camarillo, no he visto nada igual en todo Madrid.