Un buen autónomo no se “pone malo” constantemente


Trabajar con autónomos es en opinión de muchos la solución al problema de falta de fidelidad de las empresas hacia los trabajadores (y viceversa). El autónomo, independientemente de que caiga mejor o peor, debe ser un profesional muy cualificado y además muy fiable, puesto que no tiene una estructura detrás que lo soporte en caso de enfermedad.

Antiguamente la empresa era precisamente eso, si fallaba alguien cualificado, tenías a otra persona, hoy en día con el modelo de cárnicas, el “expertise” de los trabajadores de las empresas es muy reducido, la empresa les va cambiando la trayectoria constantemente y decoran el currículum a conveniencia para desesperación del cliente.

El autónomo por otro lado tiene el “know-how” requerido, ese es su fuerte, pero ¿qué pasa cuando tu autónomo te dice que se ha puesto malo y que por lo tanto no te puede dar servicio?.

Como clientes deberíamos dudar siempre de que un autónomo con el que llevamos poco trabajando se “ponga malo” de repente y por lo tanto falte a sus compromisos. La mayoría de autónomos que conozco no han faltado a su trabajo en lustros y en ese tiempo han tenido numerosos motivos para faltar, pero no lo hicieron.

Esto obviamente hay que leerlo en dos sentidos, si los autónomos con los que trabajas se ponen malos con asiduidad quizás deberías analizar si el problema está en tu forma de trabajar, quizás lo que quieren tus autónomos es precisamente dejar de trabajar contigo y no generas en ellos suficiente empatía como para que ellos te correspondan.