Afortunadamente con el paso de los años he conseguido desarrollar un C.V. que me permite trabajar con gente muy profesional, sin embargo ocasionalmente me toca ir a clientes que no tienen una estructura de consultora, estoy hablando de las “consultoras carnicas” que se dedican a aprovechar sus contactos para ir desarrollando chapuzas mientras la vaca se deje exprimir.
Hace un tiempo fui a uno de estos clientes y ya desde el momento que me recibieron me dio mala espina: contrato que no me entregan firmado antes de la colaboración, el servicio es para un “cliente del cliente”, el sub-cliente está en un piso, el aula es un despacho, el proyector apunta a un lateral del aula, la pizarra es de esas de pie, no hay rotuladores que pinten y lo mejor: el software no les funciona en el heterogéneo conjunto de portátiles que llevan al aula los alumnos del curso.
En estos sitios tan “chiringuito” suele imperar el uso de traje entre los gestores para intentar dar una apariencia de lo que no es, pero la seriedad no la da un traje, la da la forma de trabajar.
Lo indignante del tema no es lo anterior, cada uno tiene lo que tiene, lo indignante es cuanto te intentan presionar para que no solo les des un curso, además les soluciones los problemas que tienen en su software. La gente que trabaja con malos principios y malos recursos suele pensar que para que ganen ellos, tienes que perder tú y así solo te haces enemigos.