Una frase que muchos hemos oído en el sector público es “hasta que reviente”, recuerdo varias situaciones donde funcionarios me dijeron esa frase, pero la que tengo más grabada fue una vez cuando un médico de un centro de salud me pidió una analítica completa de sangre cuando no era necesaria, midiendo los parámetros más frikis que te puedas imaginar.
Y con esos vientos llegó el día en que ya no había dinero para pagar a farmacias ni a laboratorios, ni siquiera reduciendo los salarios al personal funcionario se podía hacer frente a los pagos más básicos: los sanitarios.
Con un poco de suerte las lecciones de esta crisis durarán varias décadas y podamos desterrar durante algunas generaciones frases como “¡hasta que reviente!”.
De paso las farmacias obligan a que se recete por marca y no por componente activo… venga hombre, para que luego digan que no hay motivos para estar indignado: quieren cobrar del Estado, pero también las comisiones de los laboratorios.