Nota : Escrito originalmente el 29 de Enero de 2011 (un poco pasado pero encolado para publicar)
Los creadores de Tuenti y los creadores de Banksphere tienen algo en común: ambos son mas o menos españoles y ambos desarrollaron software. La diferencia radica en como lo hicieron, Tuenti se ha convertido en una de las principales redes sociales de España y aun cuando su principal competidor, Facebook, tiene mucha mas difusión la verdad es que Tuenti tiene más contentos a sus usuarios y no sufre de las lapidarias críticas que se acumulan sobre Facebook y su gestión comercialista de la privacidad personal.
Tuenti se diferencia de Banksphere en todo, a bote pronto Tuenti empezó siendo abierto de cara al público, Banksphere pasó 6 años en las tripas de ISBAN hasta que se lanzó al gran público a través de OpenBank con estrepitoso resultado. Esto demuestra que hacer un desarrollo interno y tener al equipo de arquitectura de software dándose palmadas en la espalda con presentaciones en PowerPoint no es una buena política para el desarrollo de software de calidad. En esos 6 años unas auditorias técnicas externas podrían haber hecho mucho bién.
Los creadores de Tuenti ahora están embarcados en un ambicioso y probablemente no tan viral proyecto llamado writeonglass, que consiste en una arquitectura de plug-ins para navegadores que permiten publicar notas sobre cualquier página Web para disfrute de tus amigos. El proyecto suena cuanto menos interesante según se explica en un vídeo de youtube y llama positivamente la atención que algunos desarrolladores españoles sepan que a partir del segundo 41 de video el espectador de Youtube desconecta totalmente.
Dicho esto creo que los ex-tuenti deberían lanzar la beta del producto pronto (todavía no lo han hecho), no vaya a ser que estén frotándose las espaldas demasiado tiempo y cuando quieran enseñar algo al público tengan algo parecido al Banksphere. ¿Cuanta gente conocemos que triunfó en su primer gran proyecto y fracasó en todos los siguientes? está claro que el hambre es el mejor incentivo, seguido de la vergüenza pública posiblemente.