Desde que tengo 13 años programar me resulta agradable, pero desde hace 3 dias he descubierto como de importante es programar para mi.
Por razones familiares me he tenido que pasar día sí, día también, de visita en el hospital, de urgencias a observación, de observación a la habitación, de la habitación a la UCI y de nuevo a esperar a la habitación las noticias del cirujano. Por cierto, chapeau por la sanidad pública (y lo dice un antiguo fan de Sanitas).
¿Qué haces tú cuando esperas que operen de urgencia a tus seres más queridos?, ¿Cuándo no sabes si mañana les miraras a los ojos sonriendo o les tendrás que susurrar al oído sin saber si te escucharan?. En mi caso, lo que hago para poder aguantar la espera es programar el mejor puto código que te hayas podido echar a la cara: patrones de diseño, análisis estático, pruebas de rendimiento, refactorización del código “heredado”, test de accesibilidad, documentación de lo que el código no explica… “you name it”.
Había probado a pasear por los pasillos, pero después de haber andado unos 15 kilómetros de un lado a otro ya me había imaginado todas las secuelas que una operación te pueden dejar y ya estaba poco menos que temblando.
También había probado a comer, igual que cuando era pequeño, atiborrandome de chocolate, una bolsa de vending tras otra.
Probé a mirar la pared, a ver la tele, a leer un libro, a hablar con mis otros familiares, pero solo el código me dió lo que necesitaba: una total y absoluta concentración en algo ajeno a la realidad, algo ajeno al mundo de los vivos, algo insignificante y a la vez eterno como es el código, esa abstracción simplista de nuestra propia evolución racional, ese ente abstracto y sin embargo tan tangible y útil que está marcado a fuego la entrada en la era de la información y revolucionando esta parte de la galaxia: desde la Tierra hasta más allá del cinturón de Oort. Ha sido el código el que ha puesto a los milmillonarios frente a los que mueren de hambre y les ha avergonzado hasta la solidaridad.
¿Te apasiona lo que haces?, no dejes que te quemen, disfruta o cambia, cambia primero tu vida y después cambia el mundo.