Algunas personas dicen que los negocios no son “algo personal”, jamas les entenderé, no hay nada más personal que tu estilo de vida o el pan de tus hijos.
Las personas que confiaron en mis proyectos y en mis capacidades, cuando apenas ni me conocían son mis valedores, mis angels, mis consejeros. Vieron algo que les hizo dedicarme su tiempo y/o su dinero y eso es algo que les honra, porque fueron más allá de las grandes empresas donde el trabajo te lo suele hacer el becario.
No se trata de que seas de izquierdas o de derechas, de que seas el ateo definitivo o el creyente más cerrado, se trata de que supiste distinguir y valorar la cualificación. Con el análisis de mis argumentos te dejaste convencer para emprender algún ingenioso y revolucionario proyecto de los que cambia minimamente a mejor el mundo en el que vivimos.
Y no estoy hablando de nepotismo o de amiguismo, de politiqueo o favoritismo. Estoy hablando de saber valorar a la gente, a desconocidos de los que no tienes pocos datos pero muchas intuiciones. Eso es un arte, saber quien es bueno, es una virtud que pocos tienen y que todos debemos valorar en correspondencia, mucha gente sabe distinguir la calidad y yo valoro y admiro entre tus muchas virtudes tu capacidad de ver la mía.