Leyendo el caso del fundador de Snapchat (Evan Spiegel, que hace tan solo 3 años trataba en sus emails a mujeres y personas mas jóvenes que él como basura) encontré este párrafo (de Jordan Crook) que bien merece una traducción:
To be honest, I wanted to like Evan. I really tried. I wrote off his cockiness as immaturity and even slightly deserved. After all, he did build a $2 billion business at the age of 21. But eventually, the more you get to know someone who you’ve respected, a time comes when the part you respect separates itself from the actual human being behind the respectable accomplishments. And to me, these emails are a final delineation between the man who is running an incredibly interesting business and the boy who never learned to respect women, or other human beings, for that matter.
“Para ser honesto, yo quería que me gustara Evan. Realmente lo intenté. Pase su prepotencia como si se tratara de inmadurez e incluso ligeramente merecida. Después de todo construyó un negocio de $2000 millones a la edad de 21 años. Pero con el tiempo, a medida que conoces a alguien a quien has respetado, llega un momento en el cual la parte que respetas se separa del ser humano que hay detrás de esos éxitos. Y para mí, estos correos electrónicos marcan la linea entre el hombre que está gestionando un negocio tremendamente interesante y el niño que nunca aprendió a respetar a las mujeres o a otros seres humanos.”
Es curioso como en esta vida puedes llegar a gestionar un negocio de 2 billones y sin embargo ir por la calle y que todo el mundo te mire y piense “eh mira, ese es el subnormal”… envía un gran mensaje para los pocos necios que piensan que las grandes cifras y los grandes pelotazos son lo más importante. Un “gran pelotazo” no es una pelota de golf en tu “contenedor vital”, quizás sea la canica más brillante, pero desde luego no es una pelota de golf.